El nombre de nuestra bodega hace honor a un utensilio usado para extraer el vino de la cuba.
La venencia es un cubilete cilíndrico unido a una varilla de aproximadamente un metro de largo. Es un instrumento muy simple pero con mucha solera, no solo por la antigüedad de su uso, sino por lo ceremonial que resulta extraer el vino del barril de esta forma.
No es un ritual que pueda hacer cualquiera, hay que ser un experto para sacar el vino y servirlo adecuadamente en los catavinos.
El profesional encargado de este arte es el venenciador, el cual lo realizará correctamente si agarra la venencia por el extremo de la varilla que tiene forma de gancho, esto le facilita que no resbale la varilla de sus dedos.
La venencia la debe introducir en la bota de forma vertical, para que no altere en modo alguno el vino y muy especialmente el velo de flor y llegar hasta la parte central de la bota de vino para extraer el líquido limpio y brillante.
Cuando el cubilete está lleno, debe extraerse de forma vertical también. Una vez en el exterior de la bota el venenciador oscilará la varilla hasta ponerla de forma horizontal para así llenar los catavinos, sin derramar su contenido fuera.
El buen profesional cogerá con una mano la venencia y con la otra mano una o varias copas.
A medida que el vino va cayendo en la copa irá levantando la venencia, aumentando la distancia, de esta forma el vino se oxigena y al romper en la copa el vino se abre y libera todo su sabor, aroma y color.
El remate final del escanciado del vino, se hace realizando un corte o movimiento brusco de la venencia, para evitar el goteo.
Esta forma de catar los vinos, además de ser muy práctico para catar los vinos en la bodega, también resulta una ceremonia espectacular.